Reparar en lugar de tirar, comprar y consumir de manera consciente y sensibilizada con el comercio local, generar el menor desperdicio posible, prestar atención a la procedencia de los productos y leer el etiquetado; estas son algunas de las medidas que intenta implementar en sus compras el nuevo perfil de consumidor que, poco a poco, va ganando terreno en España.
Aspectos éticos y medioambientales cobran mayor importancia ante un nuevo escenario que es observado desde la conciencia individual, y que insta a adquirir nuevos hábitos de consumo y estilos de vida.
Un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y el Foro de Nueva Economía e Innovación (NESI) da cuenta de la presencia creciente de un consumidor cívico y curioso que da importancia a lo colectivo por delante de lo individual, busca la colaboración con los demás, trata de ser coherente en sus decisiones y de sentirse corresponsable con sus acciones.
Hablamos de un informe que refleja la satisfacción que a este grupo le provoca volver a lo artesano y a lo hecho en casa, así como enfrentarse a nuevas experiencias que le guiarán para alcanzar una vida más acorde a sus ideas. Y, en este camino, la perseverancia se convierte en su principal motor.
Sin embargo, cuando los obstáculos entran en juego, la voluntad y el compromiso no son suficientes. Los consumidores encuestados en este estudio reconocen que entre las principales barreras se encuentran en la desinformación, la falta de alternativas asequibles y accesibles, y la dificultad de encontrar empresas responsables, entre otras.
Un pacto de todos
Reducir la huella ambiental es un problema que atañe a los consumidores, pero ¿qué papel asumen las grandes empresas en este compromiso a largo plazo?
En el último encuentro de la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales (APRI), centrado en lobby en el sector de la distribución y alimentación, Felipe Medina, secretario general técnico en la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (ASEDAS), ha hecho hincapié en la tendencia actual por parte de los españoles a acudir más veces a los supermercados a comprar menos cosas. Un nuevo concepto incentivado por una amplia oferta de tiendas en torno a los hogares de los consumidores, que además cuentan con surtidos diferentes con los que conformar su compra diaria.
Medina ha afirmado en este sentido que este nuevo modelo de consumo permite a los clientes de las cadenas alimentarias desplazarse andando, lo que supone, a su vez, un importante impacto en el medio ambiente, reduce los problemas de tráfico y de contaminación.
Entre los retos del sector, ha insistido en que “hay mucho por hacer frente al uso de plásticos” pero que se debe abrir paso a la tecnología “sin poner en riesgo la salud alimentaria”.
Como señala la OCU y NESI, los hechos hablan por si mismos y es por ello que existen indicadores que dan cuenta que los españoles se muestran cada vez más conocedores del contexto en el que se mueven y de su poder de influencia en su entorno más cercano. Además, los ciudadanos expresan un especial interés en que el sistema lleve a cabo las transformaciones necesarias, porque el momento es ahora.