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Termina junio y, sin haber llegado aún al día 30, puede decirse que ha sido el mes más difícil para el Gobierno de Pedro Sánchez desde su inicio. Tras los escándalos de corrupción, nada menos que 38 exministros y altos cargos socialistas le han pedido por carta que dimita. Gabriel Rufián, de ERC, pasó la semana pasada de socio fiel a asegurar que hay que “aprovechar” lo poco que, en su opinión, le queda al Ejecutivo. Ante esta situación, aunque les haya tocado “de rebote”, la parte de Sumar del Gobierno empieza a hacer cábalas sobre su futuro y a buscar salidas. Y esto incluye a la ministra de Sanidad, Mónica García. Más allá de su plaza de anestesista en el Doce de Octubre, el futuro en política sanitaria de García está asegurado. Hace un año se postuló para un puesto en la Organización Mundial de la Salud (OMS), y hoy forma parte de su Consejo Ejecutivo.

En los próximos tres años pueden pasar muchas cosas, pero García tendrá asegurado su sillón gracias a su paso por el Ministerio de Sanidad. Esto lleva a echar la vista atrás y preguntar qué fue de los otros ministros de Sanidad de Pedro Sánchez. Desde su llegada al Gobierno, en 2018, 6 personas han ocupado la cartera. Por cierto, que García se ha convertido ya en la segunda más longeva. Sus trayectorias posteriores han sido de lo más variopintas, algunas muy destacadas, como la del presidente de la Generalitat de Cataluña y exministro pandémico, Salvador Illa; y la de la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Carolina Darias. Pero, en general, a ninguno le ha ido mal. La “breve” Carmen Montón, que apenas estuvo un verano en el cargo, es hoy embajadora de España ante la Organización de Estados Americanos. Luisa Carcedo fue al Consejo de Estado, una salida clásica para políticos muy ilustres. Y José Miñones es el presidente de la empresa pública Mercasa. En definitiva, aunque a veces sea una tarea muy ingrata, parece que hay vida, y mucho futuro público, después de pasar por el Ministerio de Sanidad.

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