El verano es sinónimo de descanso, vacaciones y diversión. Así nos esforzamos por verlo muchos, incluidos los creativos publicitarios. Pero estos días se ha convertido también -una vez más- en protagonista de la actualidad sanitaria. Porque el período estival, como algunas sustancias tóxicas, puede perjudicar seriamente la salud.
En primer lugar, por el rasgo más distintivo del verano: las altas temperaturas. En plena ola de calor en gran parte de España, una trabajadora de la limpieza en Barcelona; un hombre que recogía cerezas en Plasencia (Cáceres) y un vecino de Córdoba de 75 años, han fallecido y todo parece indicar que el calor ha sido la causa.
Aunque sus casos son los que han trascendido, no han sido los únicos. De acuerdo con las estimaciones del Sistema de Monitorización Diaria por todas las Causas (MoMo) del Instituto Carlos III, en lo que va de año han fallecido 2.168 personas por causas atribuibles a las temperaturas extremas. En concreto, en junio murieron 380 personas por esta causa, muy por encima de las 32 registradas en el mismo mes de 2024.
La falta de previsión, tan dañina como el calor
Pero el calor, o incluso el cambio climático, no pueden esgrimirse como únicas causas de que el verano se haya convertido en un riesgo. La falta de previsión puede ser igual de dañina, y no sólo hablamos de no salir a la calle en las horas centrales, sino de planificar recursos humanos en los hospitales. Año tras año, se sabe lo que ocurrirá en julio y agosto, pero la situación se repite. Esta semana hemos sabido por el sindicato de enfermería SATSE que los hospitales en España cerrarán más de 10.200 camas por falta de personal. La dificultad para encontrar profesionales en ciertas zonas ha llevado a situaciones que, como las temperaturas, son extremas. Es lo que ocurre estos días en Teruel, donde las “Mamás Leonas” temen el cierre del único paritorio de la provincia, precisamente por la dificultad para cubrir los turnos de los ginecólogos en vacaciones (aunque el Gobierno autonómico ha asegurado que no ocurrirá). Esto las abocaría a tener que recorrer los más de 175 kilómetros que las separan de Zaragoza para dar a luz a sus hijos, por lo que han iniciado una recogida de firmas que ha recabado el apoyo de casi cada turolense. Lo difícil, en este caso, no es conseguir las firmas, sino contar con profesionales sanitarios en verano.