La importancia de reconocer la soledad no deseada como un problema de salud pública y una prioridad del Servicio Nacional de Salud. Esta es una de las principales conclusiones extraídas de un estudio de la Universidad de Exeter, publicado recientemente en la revista Plos One, en el que se analizan los costes de la soledad asociados con el sufrimiento mental, peor salud física y calidad de vida mediante datos de más de 23.000 adultos en Reino Unido entre 2021 y 2023. Los autores del estudio advierten de que cuatro de cada diez británicos afirman sentirse solos al menos alguna vez. En concreto, los datos evidencian que el 8% de las personas sufren soledad con frecuencia y otro 32% se ha sentido solo alguna vez.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta también sobre esta situación. Así, estima que la soledad afecta al 16% de la población mundial y contempla la desconexión social como una «grave amenaza para la salud mundial». Según la OMS, el aislamiento social y la soledad están relacionados con un mayor riesgo de cardiopatías, diabetes de tipo 2 y ansiedad. Además, los expertos subrayan que sentir soledad provoca una mayor probabilidad de padecer depresión, peor rendimiento físico al tener más limitaciones en movilidad o bienestar mental general. En definitiva, sentirse solo no es solo ‘sentirse mal’, sino que también conlleva consecuencias fisiológicas reales comparables con fumar o tener obesidad.
Asimismo, esta situación supone costes elevados: las estimaciones, publicadas en la revista ‘PLOS One’, reflejan que las personas que suelen sentirse solas cuestan al Servicio Nacional de Salud británico (NHS) hasta 885 libras (1.024 euros) más al año que el resto de personas. Por ello, una persona sola puede generar entre 950 y 1.050 euros adicionales al año en costes sanitarios al sistema nacional de salud, lo que supone más visitas al médico de cabecera (entre 0,74 y 1,47 citas extra por persona), más consultas hospitalarias externas y más días de ingreso hospitalario (hasta 0,64 días más por año). En este sentido, los investigadores señalan que las personas que experimentan soledad, especialmente en la adultez temprana y en etapas posteriores de la vida, incurren en mayores costos de los servicios nacionales de salud en comparación con quienes no la padecen. No obstante, la soledad no siempre está asociada con la edad: la publicación recoge que los más afectados son los jóvenes adultos (de entre 16 y 24 años) y los mayores de 75 años.
El método de análisis utilizado es una encuesta longitudinal basada en un seguimiento durante varios años a la misma población. En este caso, se ha evaluado la soledad de los participantes con la escala UCLA, que mide el grado de aislamiento social o soledad que experimenta una persona comparando su impacto con las visitas al médico de cabecera, las consultas ambulatorias, las hospitalizaciones, la salud mental y física del paciente y el bienestar personal y la calidad de vida.
En BERBĒS, de cara a las próximas Fiestas, proponemos combatir entre todos la soledad no deseada de nuestros familiares, amigos y vecinos. De este modo, mejoraremos también su salud.



