A pesar de que el cambio climático es un proceso global, sus efectos pueden afectar a las comunidades de manera desigual. Algunos de estos efectos son relativamente directos, como cuando las olas de calor pueden tener consecuencias sobre la salud de la población: dermatitis, edemas, quemaduras, insolación, calambres, síncope por calor, etc.
Otros, por el contrario, son menos directos e implican cambios en nuestro entorno que, a su vez, pueden afectar a la salud humana. Por ejemplo, favoreciendo la reproducción de mosquitos y otros insectos que transmiten enfermedades como el dengue, el zika y la malaria. Muchas de estas enfermedades se transmiten más fácilmente en áreas con alta disponibilidad de agua estancada, la cual se incrementa con las inundaciones y las fuertes lluvias.
Las fluctuaciones climáticas suelen ir acompañadas de otros factores de estrés sanitario, como la pobreza, las desventajas sociales y el deterioro de la capacidad lingüística, que aumentan la vulnerabilidad. Por ello, la investigación y la innovación -además de la concienciación- son fundamentales para aportar pruebas y herramientas que permitan comprender, prevenir y reducir las repercusiones sanitarias de estas amenazas en rápida evolución.
Precisamente, a mediados de julio de 2023, mientras algunas personas disfrutaban de sus vacaciones, el Consejo de Ministros aprobaba la creación del Observatorio de Salud y Cambio Climático (OSCC), un nuevo organismo que surgía con un objetivo claro: “la necesidad de abordar transversalmente el impacto que el cambio climático tiene sobre la salud”. No obstante, no fue hasta hace unos días cuando la vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, y las ministras de Sanidad y Ciencia, Innovación y Universidades, Mónica García y Diana Morant, lo presentaron oficialmente en el Instituto de Salud Carlos III.
Según indicaron las autoridades, nace de la necesidad de abordar transversalmente el impacto que el cambio climático tiene sobre la salud, coordinar el trabajo de seguimiento, anticipación y valoración de las medidas que se toman y ofrecer apoyo científico-técnico a las Administraciones Públicas.
Precisamente, BERBĒS es una agencia comprometida no solo con la salud humana y animal, sino también medioambiental. Prueba de ello es la apuesta que ha realizado, uniéndose a la Plataforma One Health, una red de ámbito estatal formada por más de 150 instituciones de distintos sectores como veterinarios, farmacéuticos, médicos, dietistas y nutricionistas, biólogos, enfermeros o comunicadores, comprometidos en mejorar la salud animal, humana y medioambiental.
De hecho, el fin de esta iniciativa está alineado con los objetivos de BERBĒS: contribuir al fomento de políticas basadas en la visión One Health para, así, garantizar una mayor protección de la salud de las personas, animales y medioambiente, reducir las inequidades en salud y progresar hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU.