La actualidad sanitaria de la semana tiene dos nombres propios. El primero es el de la ministra de Sanidad, Mónica García, que ha conseguido al fin su objetivo anunciado en mayo de este año y ha sido elegida como miembro del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En realidad, fue el pasado 30 de octubre cuando conoció esta noticia, pero no quiso anunciarla, asegura el Ministerio en su comunicado, por respeto a las víctimas de una DANA que aún estaba causando víctimas. Una situación que, sin duda, también le habría restado impacto. Con este nombramiento, como destaca Sanidad, España vuelve al órgano de la OMS por primera vez en 20 años. También, García se asegura un puesto de alta representación para los próximos tres años, con independencia de futuro político, incierto tras el “caso Errejón” y su efecto en Más Madrid.
Una conocida sanitaria en la nueva gestión de emergencias en Valencia
El segundo nombre propio de la semana es el de una vieja conocida del sector sanitario que, sin embargo, en los últimos años ha estado alejada de este ámbito. La vicepresidenta de la Comunidad Valenciana, Susana Camarero, que antes fue secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad en el Ministerio de Sanidad, ha cobrado especial relevancia en su Gobierno tras la DANA, las críticas al presidente Carlos Mazón y a las consejeras más directamente vinculadas a la gestión de la catástrofe. Tanto, que hoy está previsto que Mazón anuncie una remodelación profunda en el Consell, que puede afectarle incluso a él mismo, y en la que Camarero tendrá un papel clave. En realidad, tenía que haber sido ayer (la comparecencia se aplazó por una nueva DANA), por lo que ya ha habido filtraciones que apuntan en este sentido. En los últimos días ya ha sido la encargada de informar a los medios de las gestiones tras la emergencia, con más solvencia que las consejeras que todo parece apuntar, serán cesadas. Sin duda, Camarero ha aprendido mucho en su carrera política, con situaciones como la que vivió a finales de 2014, cuando “sonó” para ministra de Sanidad tras la salida de Ana Mato. Su prudencia y perfil discreto en estos días le pueden llevar a nuevas oportunidades en la política autonómica.