Si la pandemia ha supuesto un desafío, en mayor o menor medida, para cualquier ciudadano, para algunos ha hecho realidad su peor pesadilla. Es el caso de las personas con ciertas patologías de base, como los pacientes de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc), cuyo Día Mundial se celebra hoy, 18 de noviembre. Ellos, ya de por sí con dificultades para respirar, de la noche a la mañana, se han visto amenazados por un virus que, incluso en personas sanas, puede comprometer hasta la muerte los pulmones. Contagiarse del SARS-CoV-2 es un riesgo que tienen que evitar a toda costa y, como consecuencia, muchos llevan sin pisar la calle desde marzo. Entre quienes sí salen, algunos tienen dificultades para usar mascarilla, lo que les ocasiona nuevos problemas. En cuanto a la atención sanitaria, como ocurre en todas las patologías, se han reducido consultas y no se han producido avances en el acceso al tratamiento: los 300.000 pacientes con pronóstico más grave precisan un trámite administrativo adicional para acceder a su medicación.
A menudo la epoc se asocia a un paciente varón, de edad muy avanzada, y se ve como consecuencia de años de tabaquismo. Pero los datos desmontan esta visión: no siempre está vinculada al tabaco, afecta a adultos jóvenes y a mayores (según el estudio EPI-SCAN, la sufre más del 10% de las personas de entre 40 y 80 años), y ataca también a las mujeres, sólo que ellas sufren en mayor medida el infradiagnóstico. La epoc representa la cuarta causa de mortalidad en España, pero este dato apenas se conoce, lo que da idea de cómo, demasiado a menudo, es una enfermedad invisible.
Movilización de los pacientes
En esta situación, los pacientes de esta enfermedad han decidido movilizarse y reclamar atención a las autoridades. En una situación de crisis provocada por la pandemia, reclaman una especial protección. La Asociación de Pacientes de Epoc (Apepoc), en concreto, ha pasado los últimos meses recorriendo los Parlamentos autonómicos para presentar sus reivindicaciones a todos los grupos políticos. Se resumen en cuatro:
- Potenciar el diagnóstico, que siempre ha sido el punto débil del abordaje de la epoc.
- Reforzar la Atención Primaria, permitiendo que se realicen más espirometrías.
- Dar apoyo a los pacientes en la pandemia.
- Y eliminar trabas de acceso al tratamiento.
Ya han conseguido el apoyo de los Parlamentos de Aragón (gobernada por el PSOE) y Andalucía (PP). Los próximos pasos quieren darlos en el Ministerio de Sanidad. Con ello, esperan no volver a tener que pedir “permiso” para respirar.