Final del estado de alarma
Cuando acabe esta semana, a las 00.00 del 21 de junio, como el hechizo de La Cenicienta, finalizará el estado de alarma. Han sido 99 días en los que la vida de todos ha dado un giro total, y aún da un poco de vértigo asomarse a lo que vendrá después, la “nueva normalidad”. No se sabe bien ni qué significará ni cuánto durará, y el miedo continúa, con los trabajos de la Comisión para la Reconstrucción en el Congreso recién iniciados.
Mapa por fases
Estos días se ha podido comprobar que en la llamada “desescalada” hay al menos tanta política como epidemiología. Así lo sugiere el mapa de las fases, que muestra cómo las primeras regiones en superarlas todas han sido las conocidas como “nacionalidades históricas”. Primero fue Galicia (de las tres, la que partía con mejor situación sanitaria), pero Cataluña y País Vasco no han querido dejar pasar la posibilidad de recuperar su competencia en fase 3 y actuar sin permiso del Gobierno central (aunque con su acuerdo). Aunque fueron las islas más pequeñas de Baleares y Canarias las primeras en empezar a salir del confinamiento, ahora la normalidad llega casi por orden de aprobación del estatuto de autonomía, a pesar de que Barcelona ha sido una de las ciudades con más casos y que en País Vasco se han producido rebrotes en dos hospitales tras la apertura.
La “madrileñofobia”
No hay que olvidar que dos de estas tres comunidades ya en “nueva normalidad” celebran elecciones autonómicas en apenas tres semanas. Esto se podría relacionar también con otro de los TT de esta semana, la “madrileñofobia” y la confusión por las declaraciones del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Veremos si, como luego ha asegurado, tal fobia no existe, o bien se acrecienta dentro de una semana, cuando se produzca la primera, y seguro multitudinaria, Operación Salida de este verano desde la capital.
Teorías conspiratoria sobre la vacuna del coronavirus
Más allá de la política autonómica y de las particularidades regionales de unos y otros, esta semana también ha sido la de las teorías de la conspiración sobre la vacuna del coronavirus, el 5G y Bill Gates queriendo dominar el mundo. Siempre han existido, como los antivacunas, pero el hecho de que personajes públicos como Miguel Bosé les hayan dado alas ha sido chocante y, en definitiva, triste, en un momento en el que el mundo entero clama por un remedio que nos devuelva a la vida anterior. La realidad es que se trata de un bulo internacional difundido por personas crédulas, mentes peliculeras o, simplemente, quienes quieren aprovechar la atención de millones de personas para disfrutar de su minuto de gloria.