Semana de luto nacional
Esta es la semana del luto nacional. Serán un total de diez días, hasta la madrugada del 5 al 6 de junio, en los que todas las banderas ondearán a media asta en todos los edificios oficiales y en los buques de la Armada. También en las comunicaciones del Gobierno se ha incluido un lazo negro, así como en sus perfiles en redes sociales. Sin duda, se trata de una iniciativa respaldada por la mayoría de la sociedad. Aunque sólo los profesionales sanitarios han visto de cerca el alcance real de esta pandemia, a quien más y a quien menos le ha tocado de cerca por un familiar, un amigo o un conocido muy enfermo o fallecido.
¿Por cuántas víctimas guardamos luto?
Sin embargo, estos días surge una pregunta aún sin respuesta: ¿Por cuántas víctimas guardamos luto? ¿Son 26.000 o 28.000? ¿O muchas más, si se tiene en cuenta el exceso de mortalidad de los registros civiles? Los continuos cambios de criterio y depuración de estadísticas del Ministerio de Sanidad a la hora de procesar la información remitida por las Comunidades Autónomas han hecho que, a día de hoy, nadie pueda decir que lo sabe. Lo que está claro es que los fallecidos son muchos, demasiados. Es importante rendirles homenaje y también recordarles para mantener la prudencia en el camino de salida que hemos iniciado y para que algo así no vuelva a suceder.
#SalimosMásFuertes
Pero el camino continúa. Esta semana, además del lazo negro en los perfiles, el Gobierno ha cambiado el hashtag #EsteVirusLoParamosUnidos por el de #SalimosMásFuertes. Todavía es pronto para valorar si más fuertes, pero está claro que la epidemia desciende, lo cual es positivo, aunque también puede ser peligroso: como ocurre en el ciclismo, es más dura la escalada, pero el riesgo de caídas es mayor en la bajada. Por eso hay que dar pasos seguros y también, evitar el excesivo triunfalismo, aunque toda la población anhele volver a la normalidad. Alguien podría pensar que el próximo hashtag será #CoronaQué?
Clima político
Mientras tanto, las terrazas de toda España (fase 1 y fase 2) están cada vez más concurridas, el clima político cada vez más enrarecido, y aún no sabemos a ciencia cierta cuál será el siguiente paso. Lo que está cada vez más claro es que estamos haciendo el viaje de vuelta a la normalidad, la nueva, que es la antigua con mascarilla y saludando con el codo. Esperemos que también con alguna lección aprendida.