El lenguaje siempre es (la) clave. El qué se dice no puede desligarse del cómo se dice. El lenguaje nos permite expresar sentimientos, compartir deseos, plantear dudas y hacer consultas; mientras que las palabras elegidas, los gestos y el tono otorgan el carácter. Pese a lo habilidosos que podamos ser en la comunicación, a veces surgen malentendidos, dificultades para expresar aquello que realmente queremos transmitir o aparecen complicaciones cuando se trata de traducir mensajes (que no interpretarlos).
Los idiomas
Pero si el lenguaje es importante, los idiomas también lo son. No cabe duda de que los tres que cuentan con un mayor número de hablantes nativos en el mundo son el chino, el español y el inglés. Y es que poder comunicar(se) en otro idioma es una ventaja en cualquier ámbito: empresarial, social, literario, político y, cómo no, sanitario. En BERBĒS sabemos lo beneficioso que es y lo comprobamos diariamente al trabajar codo con codo con GLOBALHealthPR, la red internacional de agencias de comunicación independientes y especializadas en salud y ciencia más grande del mundo.
Información científica
Pero los idiomas en general, y el inglés en particular, no solo favorecen una mayor flexibilidad a la hora comunicarse profesional y personalmente, sino que se convierten en la puerta de entrada al conocimiento. Hoy en día, la mayor parte de información científica que existe está escrita íntegramente en inglés y protagonizada por la salud. En países no anglosajones como Alemania, Francia y España, los trabajos académicos en inglés ya superan en número a las publicaciones en su lengua materna. En Países Bajos, por ejemplo, la proporción es de 40 vs. 1.
Precisamente, los hallazgos de investigación más recientes están íntimamente ligados a la COVID-19, enfermedad producida por el nuevo coronavirus, que, indiscutiblemente, protagoniza tanto la información sanitaria como los estudios científicos. Evidentemente, la pandemia no ha golpeado por igual a todas las latitudes, pero sí ha acarreado un cambio de paradigma en prácticamente la totalidad del globo terráqueo. Todos los países, con sus idiomas y costumbres, han tenido que enfrentarse a esta situación, la cual ha exigido una respuesta coordinada y multidireccional.
Barreras ideomáticas
Bajo este paraguas, podemos decir que no existe una barrera idiomática. Al menos, no al uso. El mundo se ha visto obligado a hablar el mismo idioma aunque, desgraciadamente, no el mismo lenguaje. Qué se dice es importante pero, como ya hemos dicho, cómo se dice, también.