Máscarilla, un imperativo legal
Ha pasado una semana más de pandemia, una semana más en estado de alarma que, además, acaba de ser prorrogado. Una vez más, y ya empezamos a acostumbrarnos, llegamos al viernes esperando la “sentencia” de los técnicos de Sanidad sobre qué comunidades autónomas o territorios pasan de fase y cuáles no. Pero, si ha habido una protagonista de la semana, no ha sido política ni científica. De lo que se ha hablado más en estos días ha sido de un humilde trozo de tela. A un mes de que empiece el período estival, la mascarilla se ha convertido, por imperativo legal, en el complemento del verano.
¿Cuándo usarla y cuándo no?
Por mucho que suban los termómetros, todos los mayores de 6 años tendremos que acostumbrarnos a su uso continuado. Quizá esto sea más efectivo que todos los #Quédateencasa para animar a los ciudadanos a permanecer en su domicilio, pues será uno de los pocos lugares donde no tengan que taparse la nariz y la boca. En los espacios cerrados y en los abiertos, siempre que no se puedan mantener los dos metros de distancia interpersonal, será obligatoria, salvo para las actividades que “por su propia naturaleza” sean incompatibles con su uso. ¿Qué significa esto? El Ministerio de Sanidad aclaraba en su nota que, “por ejemplo”, se refiere a la ingesta de alimentos y bebidas. Pero, ¿cuánto tiempo se podrá estar sin ella en un restaurante? ¿Se deberá utilizar para hacer deporte? A estas y otras muchas preguntas, Fernando Simón (a estas alturas, convertido en el funcionario más famoso de la Administración General del Estado) contestó esta semana que “lo que hay que hacer es llevarla guardada” y ponerla cuando haga falta.
Atrás quedan las polémicas sobre las distintas posturas que han adoptado las autoridades en relación a este producto sanitario. La realidad ahora es que hay que convivir con la mascarilla. Y esto recuerda que, por muchas fases que pasemos, la amenaza COVID-19 no desaparecerá hasta que haya una vacuna o tratamiento efectivo.
Negociaciones
En este contexto, el Gobierno sigue negociando sucesivas prórrogas del estado de alarma. Ciudadanos le ha apoyado esta semana por segunda vez, a cambio de rebajar la pretensión de Pedro Sánchez de contar con un mes a sólo 15 días. A este apoyo se ha sumado Bildu, a cambio de un tormentoso acuerdo aún por aclarar sobre la Reforma Laboral. Y ERC le ha recordado al Gobierno que, por muy necesario que sea luchar contra la pandemia, hay vida más allá, y necesitará también aliados para aprobar los Presupuestos. En fin, que también en lo político se empieza a contemplar ya el “después” del coronavirus, aunque no se puede precisar aún cuándo llegará ese momento.
