Nombramientos en segundos niveles del Gobierno
Esta semana se han conocido alrededor de 50 nombramientos en segundos niveles del Gobierno. En el caso del Ministerio de Sanidad, Salvador Illa, nuevo en el sector y con un nuevo coronavirus entre manos nada más llegar a su cargo, parece haber decidido confiar en los que llevan tiempo lidiando con los asuntos sanitarios. La semana pasada apuntábamos que se dejaría guiar por el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, Fernando Simón, en lo que se refiere a la alerta de salud que viene de China, como así ha sido. Esta semana, se confirma que, por el momento, no va a hacer experimentos en la gestión de sanidad. Por ello, ha confirmado en su cargo al secretario general de Sanidad, Faustino Blanco, nombrado por su antecesora, María Luisa Carcedo.
Faustino Blanco
Blanco, como era Carcedo, es asturiano, médico de familia y un gestor experimentado desde la época del Insalud. En su época como consejero de Sanidad del Principado de Asturias, entre 2012 y 2015, se ganó fama de duro y de no rehuir la polémica. De hecho, el expresidente asturiano, Javier Fernández, cuando le relevó de su cargo, aseguró que lo hacía para buscar “un perfil más sosegado”. Pero está claro que es un gran conocedor del sector y que ha establecido interlocución sólida con los profesionales, las sociedades científicas y la industria. Su continuidad alienta la idea de que alguno de tres directores generales actuales (Salud Pública, Ordenación Profesional y Cartera de Servicios y Farmacia) puede mantenerse también.
El «número 2» y «número 3» de Illa
Con los últimos nombramientos, el ministro Illa ya tiene a su “número 2”, el subsecretario, Alberto Herrera; a su “número 3”, el secretario general, y a su jefe de gabinete, Germán Rodríguez. Puede decirse que la cúpula de Sanidad está completa, pues las direcciones generales son terceros niveles. Y, como se ve, está compuesta sólo por nombres masculinos. Llama la atención en un Ministerio que, históricamente, ha contado con muchas ministras y mujeres en puestos de dirección. Y en un sector en el que, en todas las profesiones (medicina, enfermería, psicología, etc.), las mujeres son mayoría. De todos modos, no es el único caso en el Ejecutivo. Sin ir más lejos, se ha nombrado a hombres para todos los órganos que dependen directamente de Presidencia del Gobierno. Ahora sólo falta esperar, igual que si fueran mujeres, que acierten en sus decisiones.