Esta semana, la “desescalada” mediática de la pandemia, que el Gobierno comenzó ya antes del verano ha dado un paso más: no se ha celebrado el Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Es la primera semana en que no ocurre desde el inicio de la pandemia, y es precisamente la primera semana que España se sitúa en “riesgo bajo” por Covid-19, con 50 casos por cada 100.000 habitantes.
Terceras y segundas dosis
El que no se hayan reunido la ministra y los consejeros de Sanidad no ha sido obstáculo para que se tomen decisiones. La Comisión de Salud Pública, que también es un órgano del Interterritorial, ha acordado suministrar la tercera dosis de la vacuna frente al SARS-CoV-2 a todos los mayores de 70 años, aunque la prioridad, de momento, sigue siendo ampliar poco a poco la cobertura con los “rezagados” y así seguir ganando terreno al virus. Es algo esencial en un momento en que la nueva normalidad avanza y cada vez son más las CC AA que renuncian a las restricciones de aforo y horarios.
Cambio en la estructura del Ministerio de Sanidad
Entre la pandemia y las noticias de otros ámbitos que cada vez le quitan más protagonismo, esta semana ha pasado completamente desapercibida una noticia de interés en el sector. El Consejo de Ministros ha aprobado una modificación de la estructura del Ministerio de Sanidad, algo muy poco habitual. Los principales cambios afectan a la Dirección General de Salud Pública, que lleva Pilar Aparicio. Una directora poco conocida a pesar de que su departamento ha sido el más involucrado en la pandemia, pues es la jefa, entre otros, de Fernando Simón. Ahora también tendrá protagonismo en el plan de Atención Primaria que ha anunciado la ministra, y éste no dependerá de la Dirección General de Ordenación Profesional (Recursos Humanos). Así lo establece el decreto, que crea una nueva subdirección para “coordinar el Marco Estratégico para la Atención Primaria y Comunitaria”.
Nobel pandémicos
Y si alguien esperaba que en el año 2 de la pandemia los descubrimientos vinculados a la misma tuvieran algún protagonismo en los Premios Nobel, se equivocaba. El Nobel de Medicina ha reconocido la investigación sobre el tacto y el dolor, en tanto que el de Física ha destacado el descubrimiento de patrones del clima y, el de Química, el descubrimiento de la organocatálisis asimétrica. En suma, probablemente habrá que esperar décadas para que la investigación que está ayudando a recuperar la vida anterior a la pandemia sea analizada y reconocida.
