La mayoría de las personas, en algún momento de su vida, necesita hacer uso de un medicamento ya sea para prevenir o para tratar una enfermedad. En muchos casos, nuestro botiquín doméstico contiene medicamentos caducados, en desuso o que por exigencias de temperatura o luminosidad no hemos guardado correctamente. Sin embargo, su revisión cada seis meses o cada año, es muy importante, al igual que reciclarlos correctamente.
Según SIGRE, la entidad sin ánimo de lucro encargada de garantizar la correcta gestión medioambiental de los envases y restos de medicamentos que se generan en los hogares, 9 de cada 10 hogares españoles recicla medicamentos. Pero, ¿conocemos realmente cómo reciclar los medicamentos? No hacerlo de forma correcta puede tener consecuencias negativas tanto en nuestra salud como en el medio ambiente.
Es por eso que nunca deben ser tirados por el desagüe o junto a los residuos orgánicos ya que la depuradora no es capaz de filtrarlos de manera adecuada y sus principios activos podrían terminar infectando los ríos, mares, flora y fauna hasta llegar a nosotros.
La clave está en depositarlos en uno de los casi 22.000 Punto SIGRE que existen en las farmacias y que lleva funcionando 20 años, a través del cual los distribuidores farmacéuticos llevan los fármacos caducados al almacén, y de ahí, un gestor de residuos los transporta a la planta destinada para su reciclaje.
Revisar tu botiquín
Es conveniente guardar los medicamentos con su prospecto y envase original. Así podrás localizar fácilmente la fecha de caducidad y ver si has cumplido las condiciones de conservación.
Del mismo modo, conforme vayas terminado los medicamentos debes guardar en el botiquín los envases vacíos (frascos, blísteres, aerosoles, ampollas, etc.) y las cajas de cartón, ya que los envases siempre contienen restos del fármaco.
Fuente: SIGRE
Proceso de reciclaje
En la planta, se separa el envase del medicamento, para proceder a la descontaminación del envase y su posterior reciclaje separando cada material (cartón, papel, aluminio, plástico…). Por su parte, los medicamentos, líquidos y sólidos, se destruyen siguiendo las directrices de la OMS que expresa que cualquier medicamento procedente de algún paciente ha de ser destruido, debido al riesgo sanitario que conlleva su reutilización.