Debido a la pandemia del SARS-COV-2, muchos de nosotros nos hemos enfrentado a escenarios de estrés que han supuesto todo un reto. En todo este tiempo hemos oído hablar de diferentes síndromes que han salido a la luz por la situación extraordinaria que nos ha tocado vivir.
Después de estar encerrados durante tres meses, hay una parte de la población que prefiere seguir en la misma situación debido a que sufren el síndrome de la cabaña, un conjunto de síntomas y reticencia a volver a socializar e interactuar.
Ahora, con el anuncio de Pedro Sánchez del fin de la obligatoriedad de las mascarillas en espacios abiertos a partir del próximo 26 de junio, algunos psicólogos aseguran que la población puede experimentar el síndrome de la cara vacía. Síndrome o no, como opinan otras voces, la realidad es que cada persona es diferente y la adaptación a este nuevo escenario al aire libre también debe serlo.
Mascarillas: ¿protección o complejo estético?
Tras un año utilizando la mascarilla como si de un complemento más se tratara, a muchos, esta medida les genera estrés y ansiedad. Volver a estar en contacto con el resto de la gente sin una barrera de por medio, puede provocar síntomas como angustia, miedo o temor y afectar directamente al sistema psicofisiológico con dolores, nerviosismo, inquietud y sudoración, entre otros.
En muchas ocasiones, estas sensaciones llevan a conductas de no sociabilizar y aislarse del resto, que quizá deriven a otros problemas.
Además de este temor a sentirse desprotegido, para algunas personas salir con la “cara vacía” también les puede producir miedo, inseguridad o complejos a nivel estético.
Consejos para la transición
Por ello, hay muchas personas que necesitarán más tiempo para adaptarse a la nueva situación, en la que será importante que el entorno comprenda su malestar y no le instigue a quitársela con la excusa de que ya no es obligatoria.
Asimismo, los psicólogos aconsejan a estas personas dejar la mascarilla poco a poco, cuando se encuentren cómodos, ya que la sensación de control ante la situación ayudará a que esta transición sea más llevadera.
Recuerde, además, se acaba la obligatoriedad de llevar mascarilla; lo que no equivale a la obligatoriedad de quitársela.
