¿Qué tienen en común Andy Warhol, Dan Aykroyd, Steven Spielberg, Tim Burton o Keanu Reeves, entre otros?
Que han triunfado en su profesión o que han sido considerados como algo excéntricos o con caracteres difíciles… pero en realidad, el denominador común es que son personas que padecen Asperger el llamado “Síndrome Invisible”.
Sus características más significativas son que no presentan signos físicos específicos, su inteligencia es normal y, en ocasiones, superior a la media y sus dificultades para relacionarse suelen atribuirse a problemas de adaptación, personalidad o educativos.
El síndrome de Asperger (SA) es un trastorno del desarrollo que se incluye dentro de los trastornos del espectro autista y que afecta a la interacción social recíproca, la comunicación verbal y no verbal, una resistencia para aceptar el cambio, inflexibilidad del pensamiento, así como poseer campos de interés estrechos y absorbentes.
El 18 de febrero de cada año se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger, identificado inicialmente por el psiquiatra austríaco Hans Asperger, aunque fue la psiquiatra Lorna Wing, madre de una niña con autismo, la que amplió, acercó y humanizó nuestra visión de estos trastornos en su libro “The Autistic Spectrum”
La Confederación Asperger España defiende el objetivo de promover mejoras concretas en todos los ámbitos de la vida de las personas con síndrome de Asperger y sus familias, ofreciendo información y asesoramiento especializado sobre las características específicas de este síndrome y otros trastornos del espectro del autismo.
El cine y la televisión han intentado acercar el SA en las últimas décadas a través de películas como “My name is Khan”, “Adam”, o “Mary and Max” y series conocidas como “The Bridge” o “The Big Bang Theory”, añadiendo un matiz humorístico o destacando las particularidades del sujeto, por ejemplo, conductas exóticas como sucede en el caso de Sheldon Cooper, personaje de la última serie anteriormente mencionada.
A nivel social, es importante considerar y apoyar la implementación de políticas de concienciación que aumenten el conocimiento y el respeto por este síndrome.
Las dificultades de las personas con SA tienen que plantearse desde un punto de vista empático y constructivo. Si se emplean las intervenciones adecuadas, dichas dificultades pasarán a ser simplemente otras características más de la persona que podrán tratarse y compensarse.
Es importante adaptar no sólo el entorno, sino también ofrecer a la persona mecanismos de afrontamiento alternativos.