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¿Cómo se puede comunicar con éxito números y datos? ¿Cuáles son las claves para que una sociedad sobreinformada no se encuentre a la deriva entre un mar de cifras a las que pocas veces se ayuda a interpretar? Al inicio de la pandemia los españoles esperábamos con disciplina, frente a la radio o la televisión, y también a través de las redes sociales y diarios, el recuento de nuevos contagios y decesos que por desgracia tocaban de lleno a todo el país y a las familias afectadas en particular.

¿Acaso existía o existe una fórmula “humana” para comunicar que esta batalla arremete con fuerza y sin miramientos, y que los datos, nos gustasen o no, eran los que eran y continúan siendo los que son? Pues, quien asumiera la responsabilidad de descubrirlo no lo tendría fácil.

En toda contienda surgen nuevas voces, y este reto estaba lleno de posibilidades y dotado de herramientas infinitas para que, entre tanto desconcierto e incertidumbre, profesionales pero también aficionados a los datos y las estadísticas se pusieran al mando y con ingenio, talento y una pizca de humor, sus seguidores sintieran esta realidad mínimamente cercana, menos confusa y, podríamos decir, que más humana.

Si nos aclaramos los ojos, entre tanta tormenta de tuits y lluvia de mensajes negativos a raíz de las cifras – a veces puntuales, y otras no tanto- que las Administraciones comunicaban, nos encontrábamos detrás de nuestras pantallas perfiles sociales amables como el de Francesc Pujol, economista y profesor de la Universidad de Navarra, quien reconocía en una entrevista en televisión la existencia de “una desconexión muy fuerte entre lo que intentaban comunicar los expertos con los datos, y lo que entendía la población”; o Miguel Ángel Reinoso, profesor de magisterio quien dejó a un lado las aulas para dedicarse durante la pandemia a las estadísticas. Otros, como Javier Álvarez Liébana, matemático, docente y PhD en estadísticas, incluso dieron el salto al escenario político asesorando a gobiernos autonómicos.

Y, ¿Quién no recuerda el humor ácido e incisivo de @CoronaVid19 (Coronavirus) y su intercambio de mensajes irónicos con reconocidas figuras nacionales? Hoy, autor del libro `Cómo acabar sigilosamente con la humanidad´, camino a formar parte de la biblioteca de los casi 1 millón de personas que le siguen en Twitter.

Este escenario nos lleva a pensar qué tan necesario es explorar nuevas formas de comunicar, y lo más importante, hacerlo con humanidad. Sin perder la rigurosidad, pero asegurándonos que nadie se queda en el camino. Una práctica, sin duda, tan necesaria en todos los campos de la sanidad, y que con mayor esmero debería aplicarse hacia los pacientes y su entorno familiar.

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