Hace dos años, por estas fechas, el entonces conocido como “nuevo coronavirus” empezaba a monopolizar conversaciones. Nadie sospechaba entonces que diez días más tarde se decretaría el primer estado de alarma de la pandemia. Muchos pensaban, por el contrario, que otro tema informativo desplazaría pronto al sanitario y todo el mundo dejaría de hablar de la recién bautizada como Covid-19. Bien, puede que haya llegado ese momento por fin. Han sido algo más de unas semanas, y el asunto por el que se ha desplazado la visibilidad de la pandemia no puede ser más indeseado: la guerra en Ucrania.
¿Otro final de las mascarillas?
A lo largo de estos dos años, muchas veces se ha querido dar por cerrada la pandemia, casi después de cada ola. A estas alturas, casi nadie duda de que el virus no va a ser erradicado y de que es posible que se produzcan nuevos picos de contagios, con las consiguientes hospitalizaciones y muertes. Pero esta vez parece que se acumulan las señales de que, al menos por parte de los poderes públicos, hay prisa por mover el foco. Así, el Gobierno que hace menos de dos meses hizo lo imposible para aprobar la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores, ha declarado ahora, por boca de su presidente, Pedro Sánchez, que “muy pronto” se eliminarán incluso en interiores. Eso sí, en una entrevista con motivo de la invasión de Ucrania y para explicar la posición de España.
Más reuniones presenciales, menos datos
El otro signo definitivo de desescalada mediática de todo lo relacionado con la Covid-19 lo ha aportado la ministra de Sanidad, Carolina Darias. El Consejo Interterritorial de esta semana aún ha sido virtual, pero el próximo será ya presencial (se celebrará en Zaragoza). También a partir de la semana que viene, el Ministerio “espaciará” la información sobre la pandemia: sólo habrá datos de incidencia acumulada, número de contagios, hospitalizados o fallecidos dos veces por semana, y sólo una vez de las cifras de vacunación.
