En las últimas semanas el primer ministro británico, Boris Johnson, tuvo que hacer frente al informe que le acusa de haber “fracasado” en su gestión de la pandemia, y parece que no va a ser el último líder internacional en tener que rendir cuentas por lo ocurrido en la crisis de la Covid-19.
De negacionista a “serial killer”
En Brasil, el presidente, Jair Bolsonaro, enfrenta esta semana gravísimas acusaciones que incluso le pueden llevar a ser juzgado por crímenes contra la humanidad. Incluso ha llegado a ser calificado de “serial killer” por el redactor de un informe del Senado brasileño que le acusa de cometer hasta nueve delitos por haberse dejado llevar por su “negacionismo” contra la pandemia. Bolsonaro, además, ha visto suspendida su cuenta de Youtube por las últimas declaraciones sobre las vacunas y está consiguiendo algo muy difícil, que es generar unanimidad. En su contra, claro.
Pero no es el líder brasileño el único que lo pasa mal a cuenta de su gestión de la Covid-19. En China, donde surgió todo y donde se han aplicado medidas más estrictas, la estrategia covid-cero está llegando a su límite. En ciudades de varios millones de habitantes se decretan confinamientos con casos que se pueden contar con los dedos de una mano, y la población acusa el cansancio. El gigante asiático se ha convertido en el único país que mantiene esta estrategia, pero lejos de replanteársela, ha asegurado que la redoblará.
Decisión del Constitucional y frenazo a la desescalada
Mientras, en España, la sanidad ha estado apartada del foco en una semana en la que las disputas internas en el Gobierno han girado en torno a la derogación (o no) de la reforma laboral. Y eso que en estos días el Tribunal Constitucional ha declarado que los seis meses del segundo estado de alarma estuvieron fuera de la ley. La decisión parece que estaba prevista, después del primer fallo en el mismo sentido, y apenas ha habido reacciones en el Gobierno. En la actuación de Sanidad frente a la pandemia lo más destacado ha sido el “frenazo” a la desescalada en los aforos de eventos deportivos, que se quedan como están, con la incidencia ya en riesgo medio.