Esta semana hacemos un paréntesis en la precampaña electoral para fijarnos en uno de los hitos sanitarios que se repite cada año: la campaña de vacunación de la gripe estacional. La mayoría de las CCAA arrancan esta inmunización en los primeros días de octubre, la semana que viene.
¿Medida necesaria?
Es una medida necesaria, si se tiene en cuenta que en la temporada 2017-2018 (la última de la que hay registros), la gripe afectó a cerca de 800.000 personas, de las que 52.000 tuvieron que ser hospitalizadas y 15.000 fallecieron. Las consecuencias más graves se dan en grupos de riesgo como mayores, pacientes inmunodeprimidos o enfermos crónicos. Sin embargo, tal y como reconoció la ministra de Sanidad hace unas semanas, la vacunación de la gripe es “un punto débil” en España. La Organización Mundial de la Salud recomienda una cobertura vacunal de, al menos, el 75% en grupos de riesgo y en España, el año pasado apenas llegó al 54%.
Motivos de incumplimiento
Los motivos por los que no se cumplen las expectativas de la OMS son variados. En primer lugar, la “desconfianza” sobre una vacuna que tiene que modificarse cada año por la propia naturaleza del virus. Aunque los expertos señalan que, incluso en los años en los que la efectividad es menor, inmunizarse reduce contagios y fallecimientos, el mensaje no acaba de calar en toda la población de riesgo. Sobre todo, desde hace una década, cuando se dio a conocer la temida gripe A, frente a la que muchos consideraron que la alarma de las autoridades sanitarias fue excesiva. Precisamente hace unos días, volvimos a recordar esta crisis sanitaria, cuando la AEMPS certificó que la reserva de antivirales de la que entonces hizo acopio el Ministerio ha caducado.
Índices de vacunación
En ocasiones, también pueden contribuir a que los índices de vacunación no sean mayores los propios profesionales sanitarios, que están entre los colectivos llamados a vacunarse. Son conscientes de que la vacunación de enfermedades es la intervención de salud pública más eficaz después de la potabilización del agua. También, de que cada año evitan entre 2 y 3 millones de fallecimientos, según la OMS. Pero, en ocasiones, les cuesta dar el paso de convertirse en paciente y protegerse frente al virus.
En suma…
Vacunarse es efectivo y hay mucho margen de mejora. Aunque, a menudo, se tiende a relacionar esta intervención sanitaria con la infancia, la campaña de la gripe nos recuerda cada año que la vacunación no es sólo cosa de niños.
Otra prueba es que Sanidad ya ha dictaminado que los adultos de entre 40 y 50 años tendrán que vacunarse del sarampión. El motivo es el aumento de casos que, en parte, está relacionado con los “antivacunas”. En fin. Vacunémonos.