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Mónica García ha pasado una de sus semanas más intensas en comunicación. Comenzó con una entrevista en la radio pública y ha terminado con la presentación del balance de donación y trasplantes del año pasado -todo un clásico del mes de enero en el Ministerio-. Además, el martes sorprendía con una convocatoria de rueda de prensa para el día siguiente sin indicar el tema a tratar. Su comparecencia fue una suerte de “Aló, ministra” en la que habló de casi todo y dio titulares en su línea: perfil más político que sanitario y dardos a la sanidad privada. En el trasfondo, la etapa epidémica de los virus respiratorios, la crisis de Muface, la jornada laboral sanitaria, listas de espera…

Más virus y sin mascarillas

La excusa para convocar a los medios sólo un día antes de hacerlo de nuevo para hablar de trasplantes era la epidemia estacional de gripe y otros virus respiratorios (Covid, VRS, etc.). Sin embargo, García señaló que la incidencia hasta el momento está siendo inferior a la de otros años y que en el Ministerio son “moderadamente optimistas”. ¿Una rueda de prensa para decir que todo va bien? No. García aprovechó la ocasión para recordar la negativa de las CC AA gobernadas por la oposición al Gobierno central a aprobar un protocolo común para virus respiratorios, ese que se planteó para volver a la obligatoriedad de las mascarillas en centros de salud cuando la tasa de infecciones respiratorias creciera. En la nota del Ministerio se asegura que el PP “vetó” este protocolo, aunque después, entre las CC AA que se negaron a aplicarlo y que ahora “tienen problemas”, cita a Cataluña, gobernada por el PSC y antes por ERC…

¿El fin de los jefes de servicio de la pública en la privada?

Pero no fueron los virus respiratorios lo que despertó más atención de los periodistas. En su comparecencia, la ministra habló también de temas laborales, en concreto, del Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de salud, cuando está a punto de retomarse la negociación en el ámbito sindical. García reiteró su propuesta de acabar con las guardias de 24 horas, pero introdujo una idea más novedosa: prohibir a los jefes de servicio de hospitales trabajar en la privada. “Ya tienen suficiente trabajo”, aseguró. Habrá que ver si se puede materializar o se queda en un anuncio, en un contexto en que las CC AA e incluso los hospitales compiten por atraer a los mejores profesionales.

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