La semana política ha tenido su epicentro en Madrid, entre Ifema, el Museo del Prado y el Palacio Real. La Cumbre de la OTAN ha reunido en España a los principales líderes de Occidente y, con este panorama, en plena guerra en Ucrania, parece que todo ha girado en torno a la defensa y las cuestiones sanitarias han quedado en un segundo plano. Pero la cita atlántica -como casi todo- también ha tenido su derivada sanitaria.
La Reina y Jill Biden, agenda de salud
La precumbre arrancó, de hecho, antes de la llegada de los mandatarios, con la agenda de algunas de las consortes y acompañantes. En concreto, la Reina y Jill Biden. A petición de esta última, muy involucrada desde la muerte del hijo del presidente, Beau Biden, visitaron la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Ésta fue, de hecho, la primera visita, en el primer viaje de la primera dama fuera de EE UU. “Nadie debería tener que luchar tanto para obtener los tratamientos que necesita”, ha afirmado en el pasado la esposa de Joe Biden. Una frase muy de actualidad también en nuestro país.
Despliegue de emergencias en plena séptima ola
Además del contenido puramente sanitario, la Cumbre ha tenido su efecto en la sanidad. La llegada de decenas de jefes de Estado y de Gobierno de 50 países no sólo ha paralizado el tráfico en muchas arterias de la capital, sino que ha obligado a movilizar un despliegue de emergencias. El Samur y el Summa 112 han movilizado a cientos de efectivos, que forman parte del contingente de más de 2.000 (entre bomberos, policías, etc.) para vigilar que la estancia de los 5.000 participantes se desarrolle de la mejor manera posible. Este dispositivo ha sido todo un reto. Especialmente, en un momento en que la séptima ola de covid parece estar llegando a su pico, aunque la ausencia de mascarillas y la escasa difusión de los datos por parte de las autoridades sanitarias no lo recuerden.
