Semana previa al 8 de marzo. Mónica García, ministra de Sanidad, organiza un acto para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y lo dedica a hablar de la menopausia. A juzgar por la inversión económica en publicidad institucional, su presencia en la web del Ministerio y que haya ascendido a la categoría de “topic” del 8M, es el nuevo tema favorito del Ministerio. La ministra parece haberse guiado por la lógica de las grandes cifras: como explica la nota difundida a medios, el climaterio afectará al 50% de la población en algún momento. Y dado el envejecimiento de la población en los países occidentales, cada vez será mayor el peso porcentual de la población en esta fase.
Una lógica parecida es la que viene siguiendo el sector salud en los últimos años. El “tsunami plateado” es un concepto del que se habla desde hace al menos una década, y hace referencia al creciente protagonismo de la población mayor de 50 años. La promoción de la vacunación de los adultos, con vacunas específicas; la atención a los grandes supervivientes y pacientes mayores con cáncer o el envejecimiento de pacientes con VIH son sólo algunas de las caras de esta tendencia, que ahora parece haber llegado también al mundo feminista.
Colegio de Médicos de Madrid: el culebrón continúa
Tres meses después de las elecciones a la presidencia del Colegio de Médicos de Madrid, el culebrón continúa y esta semana ha tenido nuevos episodios. La candidatura del presidente electo, Tomás Merina, fue anulada por la Comisión de Recursos del Colegio, al considerar que no cumplía los requisitos que exigen sus estatutos (no ser el candidato un médico en ejercicio). Esto dejó como presidente en funciones a Manuel Martínez-Sellés, que precisamente había sido el candidato con menos votos. Los tribunales no admitieron el recurso del candidato más votado y todo parecía abocado a nuevas elecciones en la entidad colegial. Sin embargo, esta semana, la candidatura “Icomem para todos”, de la que formaba parte Merina, ha sorprendido con una propuesta: sacrifica a su presidente para que el resto de sus miembros puedan tomar posesión. Un movimiento con el que casi nadie contaba y un giro de guion digno de un bol entero de palomitas.